Cristiño es lo que se conoce como un «gato pegote», de esos que solo quieren mimos y caricias infinitas.
Su historia, su rescate nos lleva a la zona vieja de Pontevedra, en la que apareció en muy mal estado. Catarro, fiebre, infección de orina y mucha bicheria, así se lo encontraron los voluntarios de Difusión Felina Pontevedra.
Ahora, Cristiño se encuentra en una casa de acogida, desde la que nos cuentan que es el gato más social del mundo, «sólo quiere compañía, mimos y comida». Por cierto, si te despistas, te lo encontrarás acurrucado sobre la almohada.
Cristiño nos ayuda a visibilizar la inmunodeficiencia felina, una enfermedad que afecta al 11% de los gatos del mundo y que no supone ningún riesgo para los humanos. Conocida como el «sida felino», supone un gran freno para las adopciones de estos animales, y una vez más, el desconocimiento de la enfermedad sigue generando un rechazo totalmente infundado.